Título: Espontaneidad y acción. Debates sobre la huelga de masas, la revolución y el partido (con textos de Vandervelde, Lenin, Lukács, Stalin y Trotsky)
Autor: Rosa Luxemburgo
Colección: Serie Clásicos
604 pág. | 14 x 20 cm
ISBN: 9789871421909
Año de edición: 2015
1° edición
Las representaciones de Rosa Luxemburgo han sido de las más variadas: desde el águila bolchevique hasta el bacilo sifilítico cuya influencia se quería extirpar del comunismo alemán. Una Rosa sin espinas, la humanista, amante del arte y la naturaleza se contrapone a la musa inspiradora de la Cuarta Internacional. Estos cuadros comparten galería con la precursora del keynesianismo, la libertaria, la marxista dogmática y hasta la teórica de los movimientos sociales campesinos. Cada corriente política pinta de ella su propio retrato. Para no perdernos en este conjunto de imágenes parciales y muchas veces distorsionadas, es necesario rechazar prejuicios y analizar con detalle y sistematicidad las obras donde Rosa Luxemburgo desarrolló su pensamiento político. La selección de textos que aquí presentamos está orientada en este sentido. Por una parte, se han escogido sus principales textos políticos que abordan el problema de la organización de las masas, su relación con el partido y la acción revolucionaria. Por otra parte, se incluyen los textos con los que Rosa debatía o que han salido a discutirle a ella.
Solo este ejercicio de contrastación nos permitirá conocer la especificidad de la propuesta política de la revolucionaria polaca y comprender sus aportes a nuestra actual tarea revolucionaria. Tanto la lectura religiosa y canónica, como su extremo opuesto, un análisis relativista, han impedido, hasta ahora, un balance de este tipo. Ambos comportamientos intelectuales inhiben una discusión franca y desprejuiciada de las ideas de Rosa Luxemburgo.
Sobre la autora
Rosa Luxemburgo (1871-1919) nació en la Polonia rusa y murió en Alemania. Fundó junto a Leo Jogiches el Partido Socialdemócrata del Reino de Polonia (SDKP) y luego, tras mudarse a Berlín, se incorporó al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), convirtiéndose en la figura más prominente de su ala radical. Tras un breve paso por Varsovia durante la primera Revolución rusa, que le valió la cárcel, retornó a Alemania para fundar junto a Liebknecht la Liga Espartaquista, con la que se opuso a la Gran Guerra. En enero de 1919, tras la insurrección en Berlín, fue asesinada por las tropas de la socialdemocracia.